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Mostrando entradas de mayo, 2012

Lupe, después del viaje...

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Solo la esperanza y los deseos de volver a verte  me mantienen viva.. María Guadalupe Cuenca Si dejo de escribir Mariano morirá. Tantos meses sin respuesta, pero ya llegará él o sus cartas. No ha de tardar, no tardarán en llegar sus noticias, ya van más de seis meses que se ha ido…No, no, no puedo dejarle de escribir, morirá sin mis noticias como yo estoy muriendo sin las suyas… “Buenos Aires, julio 29 de 1811; Mi amado Moreno, dueño de mi corazón: Me alegraré que estés bueno, gordo, buen mozo y divertido pero con ninguna mujer, porque entonces ya no tendré yo el lugar que debo tener en tu corazón por tantos motivos. “Me parece que con ésta llevo escritas ya catorce cartas. “La primera fue por mano de Larrea, la segunda por mano de un inglés que se fue, otras por la de doña Mercedes Lasala que me manda avisar siempre que alguien viaje, otras por mano de don Alejandro, el inglés viejo que te visitaba, otras por el inglés que vive en lo de tu abuela. Tené cuidado al r
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La pluma y el coraje Juana Manuela Gorriti, es una de las escritoras más interesantes de nuestra literatura y fundamental en la historia de las mujeres de América del Sur . Era una  mujer de armas tomar. Aunque hay quienes dicen que es una rara condición para una mujer, especialmente entre las de su época. Sin embargo, no fueron pocas las exigencias que muchas tuvieron que afrontar durante los sangrientos años en que de colonizados fuimos reconvertidos en independientes. De Juana Manuela Gorriti se sabe que tuvo agallas suficientes, en lo público y en lo privado, como para no hacer caso del habitual “de eso no se habla”. Con soltura y valentía decidió no sólo vivir en plenitud su época sino contar su entorno y contarse a sí misma: “¡Horcones! Hogar paterno, montón informe de ruinas habitadas sólo por los chacales y las culebras, ¿qué ha quedado de tu antiguo esplendor? (…) A la ruidosa turbulencia de tus fiestas se han sucedido el silencio y la soledad (…) es fama que sus almas,

En Sonidos Agitadóricos, Radio Nacional

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Con Liliana Daunes, y Claudia Korol, una charla interesante aunque breve, sobre varios temas en especial sobre Juana Paula Manso, y Cómo se atreve...la novela que dediqué a esta magnífica mujer!

Violeta Parra, Gracias a la vida o Volver a los 17

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Alguien me preguntó una vez...

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 ENTREVISTA A SILVIA MIGUENS Z   “La gloria eres tú” tiene como protagonista a una mujer que eligió participar en las contiendas bélicas por elección y por amor, por seguir a su hombre. ¿Por qué eligió éste punto de vista para contar su historia? ¿qué la motivó? Tal vez  lo que se lee a primera vista o una de las lecturas posibles es que Manuela eligió su estilo de vida, pero la realidad es que no eligió. No pudo elegir según creo. Hija de ‘padres no nombrados’, criada en un colegio de monjas y sin familia a la vista, rodeada de un entorno independista, injuriada por todos y obligada a casarse… Eran momentos de crisis de lucha, de cambio de la historia,  y Manuela fue una de las tantas mujeres, que sin cuestionárselo tomaron las armas y salió a combatir.  Algunas, la que tenía conocimientos o experiencia con las armas y los caballos, lo hacían en el campo de batalla, como en el  caso de Manuela y las muchachas que la acompañaron siempre; otras mujeres lo hacían desde donde

De: Amor Traición y Muerte

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Manuela Sáenz y Rosita Campuzano don José de San Martín y siempre don Simón Bolívar... Capítulo 17 Gloria, libros y mujeres... Las dos bajaron del coche. Manuela Sáenz llevaba puesta ropa de trabajo, un vestido de bayeta apenas azul y una ruana café. Rosita Campusano no iba vestida para la ocasión; por debajo de su abrigo corto se asomaba un faldón demasiado claro, demasiado verde, barroco. Habían sido convocadas para ayudar en la clasificación de cientos de libros donados por el recientemente instituido Protector del Perú, el general don José de San Martín, a la Biblioteca Pública de Lima. El ajetreo era tanto por esos días que casi nadie se percató de la presencia de las bellas ecuatorianas. Se acercaron a un hombre que herraba el caballo frente a la puerta de la caballeriza. —¿Podría avisar al general que Rosita Campusano y Manuela Sáenz han llegado? El hombre enderezó su espalda y luego de limpiarse las manos en el delantal, se pasó una mano por el pelo. —D